martes, 5 de enero de 2010

Revista coartadas nº5

SEMINARIO DE TEORIA Y CRITICA LITERARIA 2009

Coordina: OSVALDO GALLONE

El Seminario de Teoría y Crítica Literaria correspondiente al año 2009 se compone de los siguientes textos y autores: LA CONCIENCIA DE ZENO, Ítalo Svevo; LA CONDICION HUMANA, André Malraux; EL DESIERTO DE LOS TARTAROS, Dino Buzzati; LOS MONEDEROS FALSOS, André Gide; EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS, Joseph Conrad; MEMORIAS DE ADRIANO, Marguerite Yourcenar; LA MUERTE EN VENECIA, Thomas Mann; HISTORIA DEL CERCO DE LISBOA, José Saramago; y EL CASTILLO EN EL BOSQUE, Norman Mailer.

La primera razón que puede dar cuenta de la elección de estas novelas es pedestre, prolijamente arbitraria, pero absolutamente insoslayable: me gustan, las leo y las releo con placer (algunas, como es obvio, más que otras), aspiro a que se transmita mi entusiasmo al respecto. Es el riesgo que se corre cuando uno asiste a un seminario: algo tan subjetivo como el gusto (la empatía, la identidad, la inclinación) de quien lo dicta opera como un factor predominante. Y agregaría: es una constatación tan inevitable como necesaria.

La segunda razón resulta, acaso, tan pedestre como la primera: considero que son novelas, cada una en su registro y en su particular propuesta, soberbiamente escritas. Este argumento no sólo es adocenado, sino que debería ser obvio; pero en una narrativa como la contemporánea (desde la argentina hasta la norteamericana, salvo clarísimas excepciones), donde predomina la escritura basta, tal obviedad deja de serlo para convertirse en una razón de peso.

Creo, por fin, que cada una de estas novelas marcó una época, es paradigmática: desde la introducción del psicoanálisis como tema literario en la ficción (LA CONCIENCIA DE ZENO) hasta la resignada y suicida asunción de la espera (EL DESIERTO DE LOS TARTAROS) pasando por la épica (LA CONDICION HUMANA), la brillante introspección (MEMORIAS DE ADRIANO), el diálogo con la más pavorosa oscuridad (EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS), la experimentación de las formas (LOS MONEDEROS FALSOS), la celebración de la ficción (HISTORIA DEL CERCO DE LISBOA), la lenta degradación del sujeto (LA MUERTE EN VENECIA) o el notable riesgo que supone tomar al personaje histórico más inasible del siglo XX e insertarlo en una trama ficcional (EL CASTILLO EN EL BOSQUE).
Razones, pues, no faltan; pero acaso -sólo acaso- tampoco sean necesarias.

OSVALDO GALLONE


EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS- DINO BUZZATI / Reseña por Alicia Orlando

La reiteración angustiante en las obras de Buzzati, Conrad o Kafka, está continuamente presente en relación a pesadilla- realidad.

En El Desierto de los Tártaros, la reiteración se encuentra en la inmovilidad absoluta del tiempo y el espacio. Los personajes no pueden dejar la fortaleza ya que el tiempo no transcurre, no hay declinación física en los individuos. El teniente Drogo, protagonista, sabe que han pasado quince años desde su entrada a la fortaleza, pero no tiene conciencia del paso del tiempo. Existe un solo signo real, sus ascensos hasta llegar a coronel.

La dilatación de los acontecimientos se hace infinita (lo que se piensa hacer y lo que se va a hacer cuando estén dadas las condiciones). De ahí la dinámica exasperante de la reiteración. La palabra mañana parece cercana pero inalcanzable. Los tártaros y la fortaleza son la esperanza. Con la venida de los tártaros llegará el día de gloria, y todos suponen a los invasores de distinta manera, pero nadie los ve. Igual ocurre cuando el teniente Drogo se pone una capa y la prenda resulta invisible para los otros.

En cuanto al espacio, la fortaleza es multiforme, sin límites precisos, está en todas partes, todo el espacio es la fortaleza, un laberinto pesadillesco, nadie puede salir y todos quieren hacerlo. Drogo dice que parece un larguísimo muro con nada detrás.

La fortaleza cumple la función del sujeto colectivo, quien mata y quien muere carece de nombre, lo importante es la eficiencia con que se mata y no la muerte, diluyendo así al sujeto singular.

Casi toda la novela está contada desde Drogo. El héroe épico busca la batalla, Drogo tan sólo la sueña, sin haber hecho nada de provecho. Y cuando parece producirse un ataque y posibilidades de batalla, el médico y el coronel lo obligan a irse, razones que provocan tristeza y resignación… pide un catalejo, pero espera no divisar nada, que la carretera estuviese desierta, ni la menor señal de vida.

¿Y si todo fuese un engaño y la novela, una mera fantasía del protagonista? Consumido por la enfermedad, afronta la única batalla definitiva, en la oscuridad de un cuarto, aunque nadie lo viera, sonríe.


LA CONCIENCIA DE ZENO - ITALO SVEVO / Reseña por Liz Spett

Cuando leí La Conciencia de Zeno durante el verano de 2009, sin la siempre iluminadora y grata dirección de lectura de Osvaldo Gallone, sentí simpatía por el protagonista; un hombrecito lleno de preguntas y pocas respuestas. Un neurótico más, desde el psicoanálisis. No es casual esta alusión. Había leído con anterioridad Senectud del mismo autor, de 1898, y creí entrever en Svevo una escritura diferente de la de sus contemporáneos, a excepción de Joyce, quien fuera su profesor de inglés en la academia Berlitz de Trieste en1898, justamente el mismo año de escritura de La Interpretación de los Sueños. Gallone terminó de confirmar mi parecer.

En el espíritu de la época flotaba un cambio sideral en la concepción de sujeto. Freud anunciaba que "otra escena" de la cual teníamos noticias sólo por sueños, lapsus y olvidos comandaba muchas de nuestras decisiones y hasta nuestro modo de ser en el mundo. Pavada de novedad. Pura revolución y como toda revolución, saludada por unos, ignorada por otros. Reconocí en Zeno una especie de Woody Allen, que sin ser un gran escritor resume las características del héroe trágico de la modernidad: un pequeño hombre que trata de escabullirse de lo inescapable: la enfermedad y la muerte- certísima- Algo del también enfermizo Proust se me colaba en la lectura de Svevo. Gallone se encargó de diferenciar las dos concepciones de tiempo que manejaban tanto uno como el otro. La rumia, la inactividad de Zeno, lejos de irritarme como en el caso de Drogo en El desierto de los Tártaros, que Alicia L. Orlando trata en esta ocasión, me movía a risa.

El run- run que molesta a Zeno, pero no tanto como para despertarse temprano por las mañanas e ir a trabajar en serio y en serie, confieren a este libro el nombre de "novela de ideas de personajes" no del autor. Y es eso lo que me gusta precisamente.

El de Zeno, es un modo de tomarse la vida en forma generosa, como un añejo jerez y un tanto frívola, si se me permite. Sus temas: las mujeres, el tiempo, la paternidad, el matrimonio, el tabaco, la enfermedad y la muerte ¿No son acaso, los grandes temas de los pequeños neuróticos que somos todos?

Me gustó mucho La Conciencia de Zeno aunque yo lo hubiese titulado "El Inconciente de Zeno" con lo cual se hubiesen abierto al menos dos preguntas más.