miércoles, 12 de diciembre de 2007

Concurso literario MANUEL MUJICA LAINEZ
de la Municipalidad de San Isidro

Dos de los integrantes de nuestro consejo de redacción, Marta Rojzman y Mariel Schmiegelow, participaron en el jurado de selección de este concurso; podemos ver aquí más detalles:
http://www.sanisidro.gov.ar/es/nota.vnc?id=1316
El ganador del primer premio fue Juan Pablo Gómez con su cuento "El hijo".

miércoles, 31 de octubre de 2007

GOMBROWICZ CONTRA LOS POETAS




GOMBROWICZ CONTRA LOS POETAS

por Marta Rojzman

“Pero ya que emprendo la lucha contra un campo particularmente ensalzado, casi celestial, debo cuidar de no elevarme yo mismo como un globo y de no perder la tierra firme bajo mis pies.”

Así comienza Witold Gombrowicz su ensayo contra la falsa poesía, con la conciencia de la repulsa que podría suscitar en el ambiente literario y advertido del peligro de perder contacto con la realidad de la producción literaria. La tesis de su ensayo es que “el mundo de la poesía en verso es un mundo ficticio y falseado”. Y que, además, tiene pocos lectores y que a “casi nadie le gustan los versos”.[1]

Witold, por su parte, declara en tono solemne que le aburren las expresiones de “la poesía pura, sobre todo cuando aparecen en forma rimada”. Pero no acepta que lo acusen de falta de sensibilidad poética, porque se declara sensible a la poesía que aparece en los textos de Shakespeare o Dostoyevski. También lo emociona la poesía de la naturaleza, expresada en una bella puesta de sol.

Afirma que “el lenguaje de los poetas se me antoja el menos interesante de todos los lenguajes posibles”, de esta manera, se establece en el territorio mismo de la literatura, en la materia propia de la poesía, en el lenguaje.

En este punto, Gombrowicz la emprende contra una de sus permanentes obsesiones, el campo de la “madurez”, de lo que tiene una “forma” y que se opone a lo no formado, lo joven, lo que está en proceso. “Este reino de la aparente madurez constituye justamente el más inmaduro terreno de la humanidad, donde reina el bluff, la mistificación; el esnobismo, la falsedad y la tontería.”

Explica que en el arte contemporáneo es posible todo. El, que es un iconoclasta sistemático, arremete contra algunos excesos experimentales en el arte. Se puede armar un falso concierto con la ayuda de algunos críticos amigos, dedicarse a aporrear el piano y declararlo una excelsa expresión de música contemporánea el publico snob le aceptó, de hecho, los dos “conciertos” que organizó. Dice que al mismo procedimiento recurren algunos poetas. Gombrowicz ha realizado un “experimento”. Combinó frases sueltas, palabras sin sentido y así armó poemas que atribuyó a Paul Valéry, ante un público entusiasta, fanático del “poeta”. Nadie se dio cuenta de la superchería.

Con el coraje que le proporciona este “experimento”, el polaco llega a algunas conclusiones. El público degustador de la “poesía pura” es ignorante y capaz de aceptar cualquier cosa. Los llamados poetas excelsos, en realidad son charlatanes que hilvanan palabras sin ton ni son.

El autor de Ferdydurke se solaza en la siguiente pregunta, con la sonrisa canalla que vemos en alguna de sus fotos, ¿por qué no me gusta la poesía pura? Contesta con satisfacción que no le gusta por la misma razón que no le gusta el azúcar puro, es demasiado dulce, es demasiado sublime.

En la poesía pura, versificada, el exceso cansa: el exceso de palabras poéticas, el exceso de metáforas, el exceso de sublimación, el exceso, por fin, de la condensación y de la depuración de todo elemento antipoético, lo cual hace que los versos se parezcan a un producto químico.”

Gombrowicz describe la formación histórica de este desaguisado, lo que al comienzo fue una excepción en el discurso, con el correr de los siglos se ha transformado en una profesión, la profesión de cantor que adopta poses que se volvieron rígidas y solemnes. El poeta ya no puede expresarse a si mismo “porque tiene que expresar el Verso”. Toda forma fijada se transforma en un posible empobrecimiento, la Forma que a él lo aterroriza, nos transforma en sus esclavos. El poeta ya no canta, sólo adopta la pose del cantor.

Si queremos que la cultura no pierda todo contacto con el ser humano, debemos interrumpir de vez en cuando nuestra laboriosa creación y comprobar si lo que creamos nos expresa.” Gombrowicz nos advierte que hay dos tipos de humanismo. El primero es peligroso, nos obliga a prosternarnos ante las creaciones excelsas y petrificadas en una Forma, tales como la Poesía, o cualquiera de las artes o instituciones, el Estado, por ejemplo. Estas Formas nos alejan de lo esencial y se transforman en árbitros de lo que se debe sentir y apreciar. Señala que los poetas son proclives, más que otros artistas, a caer en estos espejismos falsos. “La Poesía así planteada se convierte sencillamente en una celebración gratuita”. Y los poetas se transforman en falsos profetas de una religión congelada que nos aleja de la realidad en proceso de cambio continuo.

El verdadero artista debe expresarse a sí mismo, pero también debe estar en contacto con el mundo que lo rodea. Existe un momento en la historia de la poesía en que los poetas dejaron de hablar al mundo y se encerraron entre ellos, en un cenáculo en que los bardos se leen entre sí, se aplauden entre sí. Mientras tanto se despegan del común de las gentes, se vuelven no inteligibles y se solazan en experimentos lingüísticos absurdos. Nadie los entiende, pero tampoco buscan ser entendidos.

“En los poetas irrita no sólo esa religiosidad suya, no compensada por nada, esa entrega absoluta a la Poesía, sino también su política de avestruz en relación con la realidad: porque ellos se defienden de la realidad, no quieren verla ni reconocerla, se abandonan expresamente a un estado de ofuscamiento que no es fuerza, sino debilidad.” Caen en el hermetismo, se ubican en un círculo cerrado.

Gombrowicz no pretende que se “rebaje” la altura del lenguaje, sostiene que un espíritu refinado tiene una forma de expresión acorde. Pero el poeta no debe olvidar que fuera de “su mundillo existen otros mundos”. Debe abandonar la actitud altanera del artista superior al vulgo.

El poeta tiene que tener el valor de enfrentarse con los no – poetas , con el otro, con el enemigo. El peligro radica en permanecer siempre en contacto con los amigos, con los que tiene el aplauso asegurado.

A partir del momento en que los poetas perdieron de vista al ser humano concreto para fijar la mirada en la Poesía abstracta, ya nada pudo frenarlos en la pendiente que conducía directamente al precipicio del absurdo.” La poesía dejó de expresar la experiencia humana directa para revolcarse en el lodazal de la dicha por la palabra vacía, por la forma experimental. No es ya “la creación de un hombre para otro hombre, sino un rito celebrado ante un altar”.

Los ajedrecistas, dice nuestro especialista en ajedrez en los altos de la confitería Rex, también tienen su mundillo, pero no pretenden hacer de su experiencia algo universal. Por otra parte, Gombrowicz señala que esta infatuación de los poetas ha invadido también el campo de los prosistas, ahora también hay que tolerar la grandilocuencia de algunas prosas poéticas. En el campo de la poesía ocurren también algunas polémicas que se consideran de gran importancia, como el caso de la discusión sobre las asonancias, pero que en realidad a nadie interesan.

Otra cuestión que llama la atención del polaco es la proliferación del número de poetas. Le causa gracia verlos a todos juntos en manada, reunidos en sus peculiares congresos y autoalabarse en “recitales, concursos y manifiestos”. Le resulta ridícula otra costumbre, la de expresar en lenguaje poético hasta una gacetilla de invitación a un evento cualquiera, a cualquier reunión de ilustres que se van a aplaudir entre ellos. El éxito que parece rodear a estos plumíferos, la multiplicidad de ediciones, la formación de un público adicto que no entiende nada en realidad, pero que lo oculta cuidadosamente para no ser tachado de inculto, todo esto es falso. Es una religión que ha petrificado sus ritos.

Vitriólico ataque, pero sincero. El ensayo contra los poetas lo publica Gombrowicz en primer lugar en la revista “Ciclón”. Esta revista es obra del esfuerzo de Virgilio Piñera, poeta cubano, que acomete la empresa editorial con la colaboración y mecenazgo de Rodríguez Feo,” Ciclón “ ve la luz en la imprenta de la librería Tomás Pando en la calle Viamonte en Buenos Aires, por los años cincuenta.

Por otra parte, Gombrowicz considera la existencia de otra forma de poesía, la que deriva de la juventud contrapuesta a lo rígido y momificado de la vejez. Dice de sí mismo en la edad madura: “ Mis mejillas han perdido su frescura. Vejete, antipoético y rigidizado, ya nunca inspiraré poemas.”

A su juicio existe lo poético sólo en lo que está en crecimiento, lo joven que se está desarrollando, carece de poesía lo que está formado, la temida Forma, fuente de anquilosamiento y ridículo.

LA NEGACIÓN DE LO QUE AFIRMA MI INTERLOCUTOR

Gombrowicz dice de si mismo que es un espíritu afecto a la contradicción con lo establecido y, de todas las formas posibles, inclasificable.

"Yo no idolatro la poesía, yo no soy excesivamente progresista ni moderno, yo no soy un intelectual típico, yo no soy ni nacionalista ni católico, ni comunista ni hombre de derecha, yo no venero ni a la ciencia, ni al arte ni a Marx, ¿Qué soy yo entonces?, la mayoría de las veces soy simplemente la negación de todo lo que afirma mi interlocutor".

Sin pretensión de análisis exhaustivo, y para poner en contexto la diatriba contra los poetas, vamos a enumerar una pequeña muestra de la gran cantidad de cosas que al polaco le resultaban intragables.

Es conocida la aversión mutua que se profesaban Witoldo (como lo llamaban sus amigos de aquí) y el establishment literario. Por ejemplo, Borges y Victoria Ocampo, la directora de Sur y protectora de tantos hombres de la cultura, menos el desafiante Gombrowicz.

Citamos de su Diario, "Borges y yo somos opuestos. El se halla enraizado en la literatura, y yo en la vida. Yo soy, a decir verdad, antiliterario.” "Si logré alcanzar cierto renombre en Argentina no fue tanto en mi calidad de autor como por ser el único escritor extranjero que no había acudido en peregrinación al salón de la señora (Victoria) Ocampo".

El polaco también la emprende contra la psiquiatría y el psicoanálisis. “¡Psicoanálisis! ¡Diagnóstico! ¡Fórmula! Mordería la mano del psiquiatra que pretendiese destriparme privándome de mi vida interior; no se trata de que el artista no tenga complejos, sino de que sepa transformar el complejo en un valor de cultura.”

También se pone en la vereda de enfrente con sus amigos de la Argentina con respecto a su homosexualidad. Le escribe a Juan Carlos Gomez desde Berlín en 1963:

“Mi estimado Goma:

Su última me procuró cierto disgusto. Primero lo de la homosexualidad y de la inmundicia. ¡Qué homosexualidad y qué inmundicia! Sépalo, yo no soy ni nunca he sido un homosexual, sino que de vez en cuando suelo hacerlo cuando se me da la gana.

Soy persona sencilla y, sobre todo en materia erótica, mi maestro es el pueblo que muy felizmente desconoce totalmente la terrible homosexualidad y se acuesta con quien puede y como puede.

GOMBROWICZ, REBELDE CON CAUSA

Vamos a internarnos en una muy escueta bio-bibliografía del polaco para intentar entender el porqué de sus muchas diatribas contra todo poder formalizado y el particular rictus de disgusto en las fotografías hacia el final de su vida, cuando parecía que lo tenía todo: éxito literario en Europa, dinero y una bella esposa más de treinta años menor que él, Rita Labrosse.

Witold Gombrowicz llega a la Argentina en 1939, en el viaje inaugural del buque Chroby Tiene 35 años y no sabe una sola palabra de español. En Varsovia ya había publicado, con escasa repercusión, Ferdydurke, en 1937. Cuentos incluidos en Memorias de la inmadurez que años más tarde reeditaría con el nombre de Bakakaï (en homenaje a la calle Bacacay, de Buenos Aires), un folletín, Los hechizados y el drama Ivonne, princesa de Borgoña.

En Buenos Aires la editorial Argos publica Ferdydurke en 1947. Es producto de una muy laboriosa traducción, que merece un estudio en sí misma. Fue elaborada por el equipo de amigos de Witoldo en el primer piso del bar Rex, de la avenida Corrientes. El equipo de traductores, que no sabían polaco, trabaja junto con Gombrowicz, que no domina del todo el castellano aún... Una maravillosa quijotada comandada por el cubano Virgilio Piñera, nombrado por el autor “primer ferdydurkista de América”.

Después se suceden más cuidadas y menos épicas traducciones en todos los idiomas.

Luego publica en Buenos Aires también El casamiento, Transatlántico y Pornografía o la seducción.

Vive en Buenos Aires casi en la miseria, en cuartos de pensión, en doloroso paralelo con Macedonio Fernandez, hasta que consigue un empleo en el Banco polaco, en el que sufre 7 años. Se lo pasa escribiendo y gana muy poco. Pasa una temporada en Tandil y otra, de dos meses apenas, en Santiago del Estero y realiza viajes al norte de la Argentina y a Uruguay.

En 1957 publica el primer volumen de su Diario en Kultura, revista literaria polaca en París. Hasta que, 24 años después de haber desembarcado, vuelve a Europa. Primero a Berlín, con una beca de la Fundación Ford en 1963. Ya está casado con Rita, y luego, por razones de salud, se radica en Vence, Francia, hasta el año de su muerte en 1969. Allí debemos recordar a su vecino, antes corresponsal, el también enfant terrible, el artista múltiple, Jean Dubuffet.

En 1964 publica la novela Cosmos y termina la obra de teatro Opereta. En 1967 recibe el premio internacional de literatura Formentor. Ya es ampliamente reconocido y publicado en toda Europa. Acepta este reconocimiento tardío con toda naturalidad, cree merecerlo desde hace mucho. Dicta conferencias y en 1968 mantiene las conversaciones con Dominique de Roux, que se publican bajo el nombre de Testamento.

Ya en sus últimos años padece intensos ataques de asma y episodios cardiovasculares graves.

El polaco sufre y goza de una vida trashumante. Se pelea con todo y todos, pero es muy amigo de sus amigos, a su áspera manera. Todos sus amigos son más jóvenes que él, no soporta a los viejos, a los dueños de la Forma; y no se soporta a sí mismo en su vejez. En realidad, aspira a estar “forrado de niño”, como su Filifor, “el príncipe de los Sintéticos”. No puede respirar, literalmente, el aire de la Europa que, ahora si, lo reconoce y aplaude. Como es aplaudido por los críticos actuales, que siempre conservan un escondido temor a ser víctimas de algún “desenfrenamiento pernal,” a que nuestro Gombrowicz, desde su parnaso presente, los confunda con los “buenos peones” , preste poca atención a las teorías y arremeta contra sus “cuculeítos”.








[1] El texto completo del ensayo de Gombrowicz puede consultarse en:

http://www.willaldea.com.ar/revista/numero-2/Gombrowicz.htm (consultado el 8 de noviembre de 2005)


domingo, 7 de octubre de 2007


DER ZERBROCHEN GESCHENK

(EL REGALO ROTO)

Leonardo Pereyra

TACO Y PUNTA, GOTA A GOTA, LENTAMENTE Y CON CUIDADO ENTRE DECENAS DE VACAS QUE ULULAN Y SE QUEJAN CON SUS TETAS DE CAMPANA ROTA DE IGLESIA ABANDONADA, UN PASO TRAS OTRO PARA NO DERRAMAR LA COPA DE SANGRE TIBIA, EL VERBO ESPERA EL NOMBRE (¡UNA COPA TAN INSIGNIFICANTE QUEDARÍA PRECIOSA EN LA VITRINA DEL LIVING JUNTO A LA PORCELANA LIMOGE Y LOS RETRATOS DE FAMILIA!). BAJO LA PUERTA CERRADA, SOBRE EL FELPUDO DE YUTE, ZAPATOS DE NIÑO AÚN SIN ESTRENAR, ESPERAN SIN ATREVERSE A ...

- ¡Taco y punta, gota a gota, lentamente ...! – Dicen que dicen, o al menos es lo que recuerdo o tal vez me hayan contado con las canciones de cuna que me cantaban.

- ¡Taco y punta, gota a gota, lentamente, con cuidado y en silencio! - Agregan otros tantos, aunque quisiera saber: ¿No he sido yo la loza de la abuela contra el empedrado?¿ Entonces quién?. ¿No he sido yo el pañuelo de mi madre en la alcantarilla o sus lentes de carey marrón rodando por la escalera? ¿ Entonces quién?. ¿No he sido yo el que aullaba de frío junto a las chimeneas de las fábricas aun en pleno verano?¿ Entonces quién?

- ¡Taco y punta, gota a gota, lentamente, con cuidado y en silencio que las manos del hombre fueron soñadas para arrancar de cuajo un árbol, para empuñar un arma, para blandir una poronga bien machaza o tocar el primer culo que nos guiñe un ojo y no para detenerse a hacer preguntas! Afirman los que quedan. Yo, a decir verdad, a veces querría dárselas de comer a algún perro o pájaro vagabundo porque esas mismas manos ni siquiera alcanzan para cubrirme el rostro.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

PUNTOS SUSPENSIVOS

Mariel Schmiegelow

Tus palabras y tu voz

Espacio de vibración



Tejido y territorio,

Ahí

Ahí

Dentro en ellas el vacío nunca



Asciendes por la exclamación

Resbalas por la pregunta

Saltas sobre las piedras negras de los puntos en suspenso

jueves, 13 de septiembre de 2007

LA BATALLA FINAL

LA BATALLA FINAL

Marta Rojzman

la batalla final con las gramáticas,
la perderé,
con toda seguridad,
el día en que me muera
de una vez.

se lanzarán
contra mí
legiones de adjetivos
furiosos,
querrán destrozarme
los adverbios olvidados,
los verbos perros ladrarán.

¿me arrastraré
gimiendo gerundios
o sabré mantener
la pavorosa dignidad
del número plural?

como testamento,
si de últimos días se tratara,
le dejaría a nuria
las sustantivas claridades,
a juan, todos los verbos el verbo,
a violeta, los signos
que ella ama.

a mis amigos,
les dejaría el amor por
los lenguajes.
a todos los hombres
que amo y que amé,
les dejaría
las palabras
oscuras del amor.

la batalla final
está lejana,
ya voy a perderla,
pero todavía no
es el segundo preciso.
ahora, estoy aquí,
en esta húmeda buenos aires,
feliz por los caminos,
con tantos perfumes sensuales
como puedo.

domingo, 9 de septiembre de 2007

El reflejo de un canalla

El reflejo de un canalla

(Poema en el baño de mi casa)

Juan Marcelo Warijchuk

Mirándose en el espejo

vio la cara de un canalla

un ruin torturador, esta vez torturado

por su propia imagen.

Su dolor, sus ganas de morirse en ese instante

los aullidos de los lobos,

su arrepentimiento

que cuelga de una percha junto a su traje negro,

su destino marcado por el odio

y la música clásica, que suena en ese raro aparato moderno.

Una luz, un suspiro,

un deseo irrefrenable de volver al antes del antes

y corregir lo incorregible, lo detestable,

lo imperfecto en un segundo de locura

y su doble, ahí, en ese espejo,

riéndose de su sufrimiento*


viernes, 17 de agosto de 2007

DIANA BELLESSI

entrevista : Alicia Digón

Llegar al corazón del otro

Hablar con Diana sobre poesía fue como entrar en el misterio que guarda el agua. En ese decir de la cadencia popular que tiene una asamblea, una cancha de fútbol, en la inocencia del bombo en un piquete. En la dialéctica de un erotismo con indicios mágicos.
En algún lugar dice que a los trece años, cuando le preguntaban quién era, decía con arrogancia de adolescente “una poeta”, y como el juego circular de Pigmalión fue eso: Poeta

¿ Se lee poesía, Diana, la gente más joven lee poesía?

Sin duda. Estos últimos años tuve la suerte de ser publicada por editoriales con capacidad distributiva; por lo tanto, cuando sale un libro tiene la misma tirada que una novela de autor nacional, y el libro se vende y se agota. ¿Por qué sucede esto? Porque el libro está en las librerías. Los medios especializados le otorgan algún lugar y el lector se entera de su existencia. Hablamos por supuesto de estos abismos: en un país de 35 millones de habitantes, tiradas de 1000 o 2000 ejemplares tienen oportunidad de juntarse con sus lectores. .

Si queremos detenernos en este punto -la poesía se lee o no se lee, se vende o no se vende- te diría que no es un problema de la poesía, sino de la sociedad entera. Vivimos en un país empobrecido, con una educación deteriorada, con una industria que llegó al raso de la nada, en consecuencia, la relación de la mayoría de la gente con el libro pasó a ser cada vez más escasa, en cualquiera de sus géneros de expresión; sumémosle a ello que las editoriales han dejado de incluir a la poesía en sus catálogos, y aún así, en los pequeños emprendimientos independientes, ella goza de la mejor salud.

Los jóvenes leen poesía como siempre lo hicieron, no de manera masiva, pero creo que la mayoría de la gente está conectada con el género a través de la canción popular y su letra, prima hermana de la poesía; así el verso circula entre la gente, incluso más que la narrativa. Es raro que haya una reunión o una fiesta donde alguien no diga unos versos; en la cancha de fútbol se cantan versos, en las movilizaciones sociales, en las murgas y en las fiestas populares. Entonces, si salimos del canon más formal, yo te diría que la poesía es el más popular de los géneros.

¿Qué se te ocurre en relación a esto de la “dilución” de los géneros?

El siglo XX intentó derribar la frontera entre los géneros y muchos hallazgos provienen de allí; personalmente, no obstante, sigo creyendo en ellos. Un poema se caracteriza por ser un cuerpo pequeño, de gran poder significante. No tiende a desplegarse, sino a concentrarse. Se articula en una organización rítmica que es fundamental aunque no sea de versificación cerrada, cualquier gran poema tiene una propuesta rítmica y esto es parte del sentido del poema; por nombrar sólo algunas cosas, podría mencionar muchas otras leyes que rigen el género y que hacen del género lo que es. Es posible encontrar alguno de estos elementos en la prosa, pero nunca estarán configurados de la misma manera; así como hablamos de la capacidad narrativa de ciertos poemas, y no por eso se convierten en un cuento o en una novela. Se habla de “poéticas” de la prosa, pero no pueden homologarse a la realidad constitutiva de un poema.

¿Cómo ves el tema de las editoriales y la poesía?

Como ya lo dije, las grandes editoriales sacaron a la poesía de sus catálogos –también al cuento y al teatro- desde hace años. Sin embargo, quebrando los monopolios globalizadores de la industria, puede observarse la lenta reaparición de editoriales regionales con capacidad de producir y distribuir sus libros, y con catálogos inteligentes que vuelven a incluirla. Y no debemos olvidar que las pequeñísimas y activas editoriales independientes, especializadas en publicar poesía, han sido y siguen siendo las auténticas heroínas de esta historia, sosteniendo por décadas la producción y distribución de algunos de los mejores libros de la literatura argentina.

Justamente Diana, me parece que sos una de las poetas más leídas, más editadas y conocidas en este momento. Esto va como apreciación personal y de algunos otros lectores, especialmente jóvenes, ¿no?

Bueno.... yo no sé si es cierto, ojalá lo fuera, pero lo que sí puedo decirte es que el intento incesante que ha regido mi escritura, en la precisión del oficio, ha sido ponerme en contacto con mis propias ideas y emociones; y después siempre tengo el anhelo de llegar con lo que hago al corazón de otro. Ese es un misterio que se repone siempre. ¿Qué quiere uno cuando lee? Me parece que uno quiere emocionarse de algún modo y pensar ¿no?; ser arrasado y ver de otra manera el mundo. El autor, que es siempre primero un lector, quizás anhele que algo similar le suceda a su lector cuando se encuentre con lo que él escribe.

¿Cómo es, cómo se desarrolla la, digamos, “cocina” de tu escritura?

Creo que todos los caminos conducen a Roma, pero en mi caso un poema nace entero. La estructura central de un poema empieza y termina de un saque. Después puedo utilizar mucho tiempo en trabajar minucias dentro del poema. La filigrana interna. La observancia de pequeñas precisiones. En ese mismo proceso pueden suceder “accidentes”, accidentes de sentido que no son fenómenos de racionalización, sino lo contrario, y que a veces uno abraza. Es un proceso lento, hasta que se fija, se estabiliza la versión definitiva de un poema. Esta es una tarea en pequeña escala, porque lo primero, el sentido central del poema, la estructura rítmica, la acentuación, el color de la sintaxis, nacen de entrada. Y este nacimiento misterioso proviene de un estado de atención hacia algo interno y externo al mismo tiempo.

Me parece que en esa atención y conexión, en ese quedarse a solas aún cuando se esté acompañado, en ese paulatino silenciamiento de un ruido alienante, donde algo cree oírse al fin, surgen los versos... Algo externo puede ser cualquier cosa. Un pajarito que canta, una noticia en la radio, una conversación en la esquina. Yo me siento hondamente atada al mundo externo. La observación de algo que viene de afuera y ahí se engancha o amplifica con algo propio para dar nacimiento al poema. Aquello que funda el poema genera el primer verso con su marca de entrada, y desde entonces despliega orgánicamente su partitura.

¿Cómo fue tu adolescencia?

Incómoda y rebelde; signada por muchas diferencias en una sociedad muy pacata. Era arduo conservarse a uno mismo, eso te va poniendo hostil, sucia, fea y mala en algún sentido. Fui una poeta adolescente. Decía de mí misma con arrogancia que era una poeta ya a los trece años. La escritura, el arte en general, salvó mi vida.

¿Cuándo viniste a Buenos Aires?

Yo viajaba a Buenos Aires. Nací en el campo, en una chacrita. Pasé mi infancia allí, parte de mi adolescencia en las lindes de ese campo, o sea que hice la primaria en una escuelita rural. Luego la secundaria, -la primera en mi familia que llegó a la secundaria- en la estatal de una ciudad vecina. Más tarde empecé a estudiar Filosofía en Rosario, y en ese período viajaba de tanto en tanto a Buenos Aires. Después tomé una mochila y me fui andando por todo el continente. Cuando volví de ese viaje viví en Buenos Aires en los años de fuego, en una pensión del barrio de Constitución, luego en Fuerte Apache como okupa y, durante la dictadura, en una islita del Delta. Así que volví a Buenos Aires después de Malvinas.


Trabajar en cárceles, en psiquiátricos, esto de haber estado tan cerca del dolor, ¿Cómo sentías ese “dar como poeta”?

Yo más bien siempre sentí que recibía. O era un darse mutuamente. Quizás administraba esa manera de darnos mutuamente ¿no?

Haciendo un recorrido por tu obra, hay en “Variaciones de la luz” algunas diferencias con el resto, ¿es así? O parece que las hubiera.

Hay algunas diferencias, sí; en primer lugar porque respondiendo a las características de esa colección, hay allí poemas de dos libros inéditos en los cuales estoy trabajando todavía. Cualquiera que haga una lectura de lo que he escrito sabe que soy una hija de la tradición de ruptura. Ahora bien, en la década de los ochenta empecé a dar clases en la escuela de autores e intérpretes de Sadaic y trabé una relación intensa con músicos que estaban escribiendo sus canciones. Ese contacto con la letra de la canción popular inició lentamente un camino de transformaciones en mi escritura. Por un lado despertó la memoria afectiva de algo profundamente enraizado en la infancia: la copla popular escuchada en los galpones, cuando toda mi familia laburaba en las cosechas junto con los trabajadores golondrinas que venían del norte del país. Por el otro, la letra de una canción debe corresponderse con la música, en duración y acentuación, así que dar clases me llevó a revisar la historia de la tradición de versificación de la lengua castellana en sus grandes poetas. Y mi poesía empezó también a cambiar. Escribí un libro que se llama Sur donde practico, como una niñita jugando en un arenero, versificaciones del llamado arte menor, octosílabos, heptasílabos con acentuaciones fijas; aunque fuera una práctica con muchas licencias, empezás a querer la jaula, sentís que en ella a veces se canta mejor.

En consecuencia fui siendo más y más amorosamente canibalizada por esto. Se advierte luego en el libro La edad dorada y también en Mate cocido donde tuve la ilusión de que volvía a casa, a mi clase de origen a través de una peculiar rememoración sintáctica y tonal. El juego continúa pero se abraza ahora con el Renacimiento y el Barroco.

Me dijiste con una entonación especial “Soy hija de la ruptura”, ¿qué quiere decir esto?

Quiere decir que desde la adolescencia leí a los románticos ingleses y alemanes, a Verlaine, a Rimbaud, a Whitman, a Martí; es decir la tradición de ruptura. Y en la escritura practiqué por años sólo el verso libre. Creo que las vanguardias del siglo veinte, que en muchos aspectos fueron extraordinarias, llegaron también al umbral de pulverizarlo todo; y pienso que los hijos de la tradición de vanguardia quizás necesitemos tender el sedazo para ver qué hay detrás, es decir, en qué tradición o historia larga de la poesía abrevó la vanguardia, y es también nuestra casa.

¿Cómo es rearmarse en “esta tradición” y qué poetas lo estarían haciendo?

Homero, Virgilio, Dante, Garcilaso, y todo el siglo de oro fueron leídos por los modernistas y por los que rompieron con el modernismo; incluso Pound y Elliot, y leyéndolos se está leyendo la historia de la poesía. Como en la arena local sucede al leer a Ricardo Molinari por ejemplo. Esto se advierte en los poetas de mi propia generación, y paulatinamente entre los más jóvenes también, donde además algo extraordinario ha venido sucediendo: creo que a veces con dolor, a veces con cinismo, hubo un religarse con la gente, se alejaron del laboratorio letrado para hundirse en lo que estaba sucediendo en el país; eso estalló en la poesía; y en esa turbulencia se vuelve bárbara y se afina; sí, se vuelve bárbara y se afina.

jueves, 9 de agosto de 2007

Un amigo de la www, el Dr. Christopher Rollason, nos envía una colaboración. Un análisis de un cuento de Julio Cortázar y sus implicancias actuales, en la era de la red.

domingo, 5 de agosto de 2007

HABLEMOS DEL SILENCIO

Jonás Braguinsky


Cómo escribir

Una poesía

Que hable

Del silencio

Cómo decirlo

Con palabras

Que resuenen

En alguien

Por un tiempo

El silencio

Y los ruídos

De los días

El silencio

Y la mirada

Que se pierden

Y la ausencia

En la distancia

El silencio

y las manos

Del amor

El silencio

Y el nacimiento

De todas

Las preguntas

El silencio

que se alimenta

De silencio

Como el mar

Que se vuelve mar

En el seno del mar.



lunes, 30 de julio de 2007

¿NUEVAS TECNOLOGÍAS, NUEVAS FORMAS NARRATIVAS?


MARTA ROJZMAN

Este artículo es una primera aproximación a una de las áreas de impacto de las nuevas tecnologías en las formas narrativas. Examinaremos otras áreas en futuras entregas.

Acceso a la blogósfera.

Cada vez que hay un cambio tecnológico, induce transformaciones en esferas de producción simbólica. No se sabe si se puede elevar esta observación a ley general histórica, pero se observa la recurrencia de modificaciones en las formas narrativas cuando cambian los instrumentos que se usan para darlas a luz.

Ahora, iniciado el 2007, tenemos en pleno auge el fenómeno emergente de la blogósfera. Cualquiera tiene la posibilidad de abrir un blog con nulos o escasos conocimientos en materia de informática digital. Internet es ahora un territorio abierto a todos, todos podemos ser "autores", publicar nuestras ideas, dar a conocer productos terminados o pensamientos a medio cocinar. Podemos agregar fotos, imágenes de cualquier tipo, música, conectarnos con otros blogs. Hay una serie de posibilidades no tan nuevas, pero ahora en constante aumento y utilización progresiva.

¿Qué es un blog?

Un web-log, es literalmente un lugar que habla en la red.

En lo esencial, es una especie de cuaderno de apuntes, de libreta virtual para anotar y hacer público lo que se le ocurre al dueño del blog. Mediante "posteos" cotidianos o semanales, o con cualquier frecuencia, el blogger hace saber, por intermedio de la red, en qué regiones anda. Como ya mencionamos, puede publicar sus comentarios sobre libros, sobre noticias de actualidad, sentimientos, pensamientos, fotos testimoniales o familiares, conexiones a sitios con música de su agrado.

Lo que lo diferencia de la libreta de apuntes, y la diferencia es sustancial, es que los posteos están abiertos al público infinito de la red. En un momento pueden ser pensados como diarios íntimos no tan íntimos. Nos provocan sensaciones mezcladas como cuando leíamos publicado el "oficio de vivir" de Cesare Pavese, con esa incomodidad y curiosidad que proporciona ser conciente de que ese material no lo pensó el autor para ser publicado.

En el caso del blog es justo al revés, el autor quiere exhibir lo crudo y lo cocido, quizá una celebración de una conversación con desconocidos o con amigos que también intervienen.

Porque la mayoría de los blogs tienen habilitado un espacio para la intervención de los lectores.

¿Cómo participan los lectores?

Algunos bloggers "editan" las respuestas de los lectores, establecen filtros y eligen qué saldrá al aire. Otros no, dejan actuar todo lo que entra. Hay gran cantidad de insultos gruesos en las respuestas, amparados en el anonimato que dan la red y sus "nicks" (nombres de fantasía para intervenir).

La red, la bendita "güeb", es efectivamente el lugar del anonimato por excelencia. La tímida respuesta de una señorita de Chascomús, ruborizada hasta la nuca por su atrevimiento, en realidad puede ocultar las ideas de un robusto kinesiólogo de origen finlandés sin un pelín de rubores en las barbudas mejillas.

No todo es insulto en estas viñas del blog. También hay sesudos intercambios de opiniones sobre temas interesantes para una gran cantidad de personas. Se publican debates sobre temas de actualidad, cada tanto hay uno que enciende el espacio virtual, con denuncias sobre plagios y otras lindezas. El tufillo a escándalo atrae, uno se acostumbra a husmear en los blogs en los que se comentan crímenes y desfalcos intelectuales porque puede ver las distintas posiciones sobre temas de interés.

También habrá blogs acerca de crímenes reales, con cadáveres exhibidos y pormenores de los juicios a los culpables, con el agregado de las consabidas opiniones morales o moralizantes y enumeraciones de listas de pecados sin demasiado rigor teológico.

¿No tendrá límites la expansión de la blogósfera?

No podemos aventurarnos en predicciones futurológicas, pero nos inclinamos a pensar en una especie de equilibrio de autosustentación. Se abren muchos blogs nuevos por día, por ahora el número crece en cantidades asombrosas. Pero también empezaron a cerrarse los blogs no concurridos, no interesantes, aquellos que sus autores dejaron caer sin postear nuevas intervenciones.

Los photologs

Una manera de compartir noticias fotográficas con amigos y desconocidos de la red es la también proliferante escena de los fotologs. Ahí las posibilidades de diálogo con gente distante se estrecha y a la vez son sorprendentes los ecos en lugares cercanos o lejanos del globo. Cantantes no demasiado conocidos, actores con escasa difusión en el mundo "real" encuentran posibilidad de difusión y eco para sus actividades que se amplifican de esa manera en el espacio virtual.

Por ahora aumentan y también se cierran o caen en desuso, igual que los blogs.

Novelistas que publican en forma de blog

Voy a apuntar algunas novelas encontradas en la red para ayudar a la comprensión de estos espacios narrativos de un género ya tradicional como la novela, pero en la red, con la posibilidad de tener solo texto, texto e imágenes, conexiones con otros novelistas, participación de los lectores en el cambio de la trama o en la creación de personajes.

Vayan a título de ejemplo:

365 - Novela Blog.

http://mujergorda.bitacoras.com

La lista es inmensa, navegue y descubra, intérnese en los links, piérdase.

Lo que parece un hallazgo es la posibilidad de participar en la elaboración de la novela de otro.

¿Cambia el concepto de "autor"?

¿Cambian las formas de narrar?

Y si, cambia.

Se insinúan nuevas líneas, se destaca otro tipo de lenguaje más suelto, quedan más a la vista los entretelones narrativos, los hilvanes, las formas de funcionar de una individualidad "colectiva".

La creación de "colectivos" de producción artística no es para nada nueva, ni tiene que ver con las nuevas tecnologías. Fue de uso frecuente, aceptado y difundido en el Renacimiento, en los talleres en los que se "fabricaban" las obras de arte plásticas más conocidas. La mano del "maestro", del "dueño" del taller era pregnante, pero los discípulos terminaban, ampliaban, intervenían. Las obras como las conocemos hoy fueron producto de un taller "colectivo".

Lo que cambia con las formas nuevas de literatura en la red es la posibilidad de la participación anónima, en algunos casos abre riquezas, en otros casos, bastardea. No había discípulo "anónimo", ahora si puede haberlo, hablemos más bien de participante, de posteador.

Hay blogs colectivos por definición.

Por ejemplo http://www.elboomeran.com/, que se autotitula "blog literario latinoamericano". Está mantenido por Santiago Roncagliolo y Marcelo Figueras. En realidad es un blog de editorial Alfaguara y "los dos cobran un sueldo por escribir allí" (según menciona Diego Erlan en su interesante artículo sobre blogs en la revista "eñe" del 30 de diciembre de 2006).

Blogs con existencia en los diarios de la red

Prácticamente todos los diarios que tienen versiones en la red, tienen blogs de comentarios a cargo de periodistas e intelectuales pagos a tal efecto. Se pueden recorrer las páginas de los blogs en clarin, el país, le monde, new york times, la lista es interminable. Y contiene cataratas de blogs sobre diversos temas, también sobre literatura, los crímenes más apasionantes del momento. Quizá sean un desarrollo de lo que hasta hace poco figuraba en la red bajo el nombre de foros.

Algunas preguntas (respuestas abiertas)

¿Todos podemos ser autores?

¿Un blog es una especie de diario íntimo público?

¿Todas las participaciones tienen valor?

¿Cambió el lenguaje o está en proceso? ¿La forma borrador adoptará forma definitiva?

¿Podríamos hablar de una Individualidad colectiva?

¿Se trataría de un tipo de narración literaria, periodística, coloquial? ¿Se confunden todas las tipologías o es que ya no importa la diferencia?

Finalmente

Vamos a contribuir desde este papel real a la bola de nieve virtual con estas recomendaciones sobre sitios de blogs acerca de literatura argentina. Recomendamos seguir los links que abren nuevas posibilidades de lectura.

En desorden, como corresponde, aquí van:

el remisero absoluto

el señor de abajo

charlotte papers

nacion apache

milanesa con papas, mandarinas,

wimbledon

y muchos más.

Feliz navegación.

Marta Rojzman

martaroman@gmail.com


domingo, 15 de julio de 2007

TERATOS

(CORTOMETRAJE)

Alicia Leonor Orlando

Escenografía de grano grueso y tono sepia, clima de barriobajero mal iluminado, esquina de cemento, graffitis, un bar con puerta de vaivén. El inquietante cartel con la inscripción Teratos va bien con el lugar. La cámara enfoca el perfil de un músico y su fuelle, las mesas, barajas, una pulseada, generala, se escuchan voces, una entona la letra del tango que ejecuta el fuelle …río sin desvío donde sufre la ciudad…¿Qué triste palidez tienen sus luces…

Ahí nomás, una escalera de caracol con peldaños mezquinos. La cámara va subiendo, como si subiera alguien.

Arriba una pieza, cortina de ventana meciéndose. Por ahí entran infinitos puntos de luz, resbalan sobre una cama turca destartalada, sobre un cuerpo adolescente, sobre pezones de aureolas rosadas, sobre un pubis. La luz resbala por la gomita roja en el brillo del pelo, por el khol negro alrededor de los ojos, por una pulsera de tachas y uñas barniz rojo rabioso, sobre una jeringa y la aguja que entra en la vena. El cuerpo se agita, la respiración se corta en flashes distorsionados. La historia no gana palabras, sí una angustia creciente expresada

por otro tango a través de la pared:…es hora de enfrentar coraje para iniciar un largo viaje, en un paisaje gris…

Abajo, un motor fundido o casi, tira cambios en la trama. Un hombre manco, pelo con raya desdibujada al medio, ojos bordeados por ojeras, un actor conocido, de los que saben componer personajes impiadosos, hasta crueles, podría decirse arltianos, baja del coche, enciende un Malboro. Empuja la puerta de vaivén con la rodilla. Llega la voz apagada, pero a la vez irónica, de un tipo sentado cerca de la entrada: - El gato anda buscando presa - Nadie levanta la vista, como si no fuera bueno prestarle la mirada. El encargado, le sirve whisky. El manco, vaso en mano, sube la escalera. El ascenso le provoca agitación asmática, un lado de la cara se contrae al contacto del humo del tabaco.

Arríba, empuja con la rodilla la puerta, entra, en un plano espiche la adolescente da una ojeada, se nota que tarda en comprender que esa cara le es conocida. La utilización de otro plano lleva al hombre hacia la zona de luz, sobre los muslos firmes de ella. La da vuelta, mira su mirada perdida de mil y una noches, le acaricia el vientre.- Linda piel- dice. La cubre con el humo del
Malboro, con el muñón le corre las piernas. Se sienta en el borde de la cama, se la oye crujir. Confusa y desequilibrada la chica trata de incorporarse.

- Trajiste, Pedro, trajiste -

- Vos sabés que hay tiempo, no seas impaciente, hay tiempo.- le contesta, mientras acaricia su pelo y dice que es una chica con suerte. Ella aparta la

cabeza, pregunta qué música es aquélla. Pedro no responde, pasa el muñón por

el tatuaje que ella tiene en el hombro. Le sujeta una mano, la lleva hasta su entrepierna, suficiente para desencadenar una respuesta en la bragueta. Sin dejar de pasar la mano, le hunde la cara en el pelo, en el cuello. Lame el lóbulo de la oreja, las inmediaciones de los labios, los quiere besar. Ella se resiste, Pedro le pregunta qué prefiere, entre qué y qué, al oído. Ella pide algo que no se entiende. El recorre el dulce perfil de los pezones, se aproxima al reducido vellón del pubis y se separa.

La cucharita que mezcla droga con whisky carga secuencia en crípticos blancos y negros. Las uñas barniz rojo rabioso chirrían en el borde de la cama.

- Chiquita –dice el hombre. La agitación asmática, carga gangrena en la voz. – Una buena dosis vale un premio – Y deja el vaso en el piso.

El -¡ Dame ! – es una súplica.

- Aflojá, te vas a ir de mambo un día de estos. Ya pasaste por una sobredosis. Cuantas líneas te mandaste hoy – pregunta, mientras se saca la ropa, la tira sobre la única silla. Ella trata de alcanzar el vaso. Pedro la agarra del cuello, la inmoviliza. - No te pongas cargosa- dice mientras acomoda el cuerpo sobre el de ella. Con excitación y desesperada urgencia le exige colaborar.

- Te gusta – pregunta – Cómo no te va a gustar.

La misma secuencia se repite y la repetición es utilizada para la fuerte escena de violación. A ella las náuseas la obligan a apartar la boca con un movimiento convulsivo y la secuencia se corta abruptamente.

Abajo en el bar, la historia no gana palabras, el sonido se expresa a través de otro tango. No hay segundo sin música. La luz se centra en el bandoneón.

Arriba, la chica vuelve la cara, en el film, no se le conoce nombre, Pedro nunca llega a nombrarla. El duerme, ella lo aparta como si se deshiciera de unas garras. Los ojos de Pedro se abren ciegos, vuelven a cerrarse. Ella estira el cuerpo hacia el piso, intenta algo, todavía no se sabe qué, el deslizamiento silencioso se apodera de la acción, toma el vaso, bebe, todo es distorsión en la
mirada, que es la mirada de ella, el cuarto, la luz a través de la cortina, un coro de voces… “aquella de la que todos hablaban porque todos la encontraban al volver de madrugada/ aquella…/ se tapa los oídos, aprieta el tatuaje del hombro,

como si quisiera arrancarlo, aprieta las venas heridas, los lugares del cuerpo donde las manos de él, han dejado manchas rojas. Se repiten pantallazos.

Otra vez el deslizamiento silencioso al borde de la cama, trastabilla, va hacia la ventana, la mano del brazo con pulsera de tachas corre la cortina. Un pájaro vuela con la aceleración de la sorpresa.

- Ahora es cuando me muero- dice.

La secuencia de la movilidad es larga, semeja una imagen descolgada de un crucifijo.

Abajo la calle está vacía, salvo el coche del manco arrimado al cordón.

La cámara abandona la escena, vuelve a las mesas, las sillas, los cigarrillos, el truco de los guiños, las bebidas, algo de la Blázquez, Yo quiero ser un barrilete…

Y la palabra FIN.

viernes, 6 de julio de 2007

LA VISITA

Gustavo Mario Fontana

A Horacio Quiroga

Sus ojos alumbraban la noche. Sus pupilas, exageradamente dilatadas, le permitían ver más allá de lo que ningún otro animal podría alcanzar a divisar en la penumbra de la selva. Con su andar sereno, sensual, atravesaba la cerrada vegetación casi imperceptiblemente. Se diría que sus patas no llegaban a tocar el suelo.

Pocas cosas podían hacerle temer. En la inmensidad del monte, ambiente impenetrable donde la lucha por la supervivencia era un hecho cotidiano, él era el amo. Esa autoridad fluía en su sangre así como el terror congelaba la de sus víctimas, a las que acechaba largo tiempo sin ser descubierto, sigiloso, casi a voluntad. Aunque no pudiera tomar conciencia de ello, ése era el mandato de un yaguareté.

Sólo algo lograba dominarlo, embriagándolo como los aromas de miel y azahar que brotaban de la otra orilla: la imagen de la luna llena reflejándose en el río. Podía permanecer inmóvil durante horas hechizado por ese disco de plata que inundaba la jungla con su luz, como si quisiera revelar el insondable misterio oculto bajo el follaje.

Aquella noche la luna no brillaba en el cielo, y el único movimiento que se alcanzaba a percibir era el de las aves nocturnas revoloteando entre los árboles gigantescos. Pero el yaguareté estaba inquieto, agobiado por esa atmósfera cargada de humedad. Hasta que repentinamente brotó del cielo una luna enorme, que despedía fuego por sus bordes mientras giraba sobre sí misma a una indescriptible velocidad.

Jamás había visto a la luna tan cerca de sus dominios. Entonces, por primera vez desde que había dejado de ser un cachorro sintió lo mismo que sus presas cuando intuían la presencia del yaguareté: eso era miedo.

La jungla se sacudió en medio de un rayo que incendió la vegetación más próxima al lugar, cuando el cuerpo luminoso descendió en un claro proyectando reflejos multicolores en innumerables direcciones. El yaguareté estaba aturdido por lo que sucedía frente a sus ojos. Aún dominado por el pánico, su instinto lo empujaba a seguir observando aquel espectáculo deslumbrante: ¿sería la luna que había bajado a buscarlo?

Cuando por fin amainó la tormenta desatada por el estruendoso descenso de aquella masa incandescente, una vez detenida, unas figuras luminosas surgieron de su interior. Entregadas a una hipnótica danza, como luciérnagas indiferentes, se separaron para internarse en la jungla hasta perderse de vista. De inmediato, el fulgor comenzó nuevamente a girar.

El yaguareté seguía encandilado cuando otro relámpago lo encegueció. Con el rugido de un trueno la luna de fuego se elevó y desapareció, dejando una inmensa nube de polvo tras de sí. Los animales huían despavoridos ante el caos, con sus gritos y chillidos, creando una salvaje coreografía alrededor del felino petrificado, ajeno a ese aquelarre. La primera estrella de la mañana lo encontró allí, temblando.

La luna no volvió. Pero desde entonces el yaguareté contempla el reflejo de la luna en el río con un mudo temor, desde aquel claro del monte donde un enorme círculo de tierra quemada es fiel testimonio de la visita.

Gustavo Mario Fontana

ES LA HORA Gustavo Mario Fontana


La ansiedad apura el paso. Y canta la calle:

Vamos señores, de a uno, con la entrada en la mano.

¡Hay gorro’, bandera’ y vincha’!

— ¿Tiene dié’ pa’ la entrada, maestro?

Mientras tanto, las manos del policía no se enteraron que el partido está por empezar y siguen palpando, sin saber en realidad qué es lo que buscan. Junto a las vallas, un cementerio de encendedores y pilas va creciendo proporcionalmente a la seguridad de árbitros y jugadores visitantes.

Pasamos los molinetes. ¡Adentro, por fin! Al subir la escalera parece interminable, y el corazón bate el parche enfundado en los trapos amados hasta que, ya casi sin aliento, uno se asoma por la boca de la tribuna y un escándalo de colores le estalla en la cara…

— ¡Es la hora, es la hora / es la hora de ganar…!—. La música de las tribunas nos acuna en una danza frenética entre papeles y serpentinas. Las banderas entonan al viento el discurso de la pasión. El sol es un artista regando el césped con reflejos irisados, aunque algunas nubes quieran amenazarlo con robarle protagonismo.

Pero el gran momento se acerca. Saltan al campo los once bravos, los héroes de mil batallas, los gladiadores que defenderán la camiseta entregando hasta la vida de ser necesario… ¡o que se vayan y no roben más!

Hasta que llega el instante esperado. Los relojes se paran, la respiración se corta, sólo se escucha el silbato del juez y parece que el mundo dejara de girar. La pelota está en movimiento, otra vez la esperanza de un triunfo, un grito de gol, un domingo de fútbol.