jueves, 5 de febrero de 2009

LITERATURA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS (segunda parte) por MARTA ROJZMAN












programando en 1947




Vamos a empezar por definir literatura como un conjunto de textos que forman una tradición. Un conjunto de textos que se enlazan históricamente unos con otros con una manera de producción específica. Producción de significado legible para una comunidad en un momento determinado.

Texto e hipertexto

El conjunto de textos literarios producidos en la época histórica actual está influido o producido directamente en internet. En este caso los textos son hipertextos. Un hipertexto producido o reproducido en la red es un texto con enlaces (links). Estos enlaces remiten a otros hipertextos de contenido también literario, o a fotos, videos, temas musicales o cualquier otro tipo de contenido multimedial.

Autor hipertextual

El autor en la red puede reproducir un texto creado fuera de la red, en el “espacio literario real”, es decir, en el artefacto libro. O puede crear un texto en la misma red, sin anclas “reales”. Tiene a su alcance una gran cantidad de ayudas. En primerísimo lugar, usa el “copy and paste”, corta y pega, con lo cual su filiación, sus precursores a la manera borgeana, se multiplican. Es deudor de autores que pasan a ser anónimos en su escrito. Además de disponer de diccionarios, se multiplican las facilidades de encontrar citas, mapas, autores clásicos, contemporáneos. Le es posible agregar dibujos y músicas que hagan más ameno o más laberíntico su texto.
Puede publicar por entregas como los folletines de Alejandro Dumas.
Se enfrenta con un problema: los derechos de autor en la red. La difusión se amplifica, pero el cobro de los derechos es todavía un tembladeral jurídico.

¿Hay un nuevo estilo literario?

No está del todo formado aún. Pero tiene algunas características reconocibles.
El orden de la narración se ramifica, hay posibilidades de mayor experimentación. Una vez publicado el texto se puede volver a cambiar y corregir ad infinitum. Hay posibilidades de interacción con los lectores.

El ciberlector

El lector contemporáneo que lee directamente de la pantalla a sus autores preferidos tiene la misma velocidad de lectura que siempre, como señaló Ricardo Piglia en su discurso de apertura de la última Feria del Libro. Pero tiene “menor capacidad de aguante”. Los que escribimos para la red sabemos que los textos deben ser cortos o el lector se escapa. Es un lector que posee alfabetismo digital y una computadora a su alcance. Es decir, con todas las letras, es un homo economicus con un ingreso más que medio.
Está acostumbrado a ser un lector salteado a la manera de Macedonio Fernández, señala Piglia en el mismo discurso. Salta de sitio en sitio, de texto en texto, mira fotografías, manda mails, vuelve, escucha música, vuelve al escrito. O a veces no vuelve.
El nuevo lector pertenece a dos tribus: es nativo o inmigrante en la red. Los nativos son los jóvenes, los que crecieron frente a una computadora. Los inmigrantes somos los adultos que llegamos a estar frente a una pantalla cuando estábamos hace tiempo en la edad de la razón. De estos temas hablan con más detalle Alejandro Piscitelli y Nestor García Canclini.


Nuevas formas de edición

Las nuevas tecnologías en el mundo de internet permiten la edición más barata posible. El autor puede ser su propio editor. Esto sucede en las novelas publicadas por entregas en los blogs, de las que ya hablamos.
Todas las formas literarias, desde cuento y novela, poesía y ensayos tienen la posibilidad de publicarse online. Así llegaríamos a un paraíso utópico en el que los pequeños y los pobres se pueden enfrentar a las compañías editoras gigantescas y transnacionales. Todos podemos editar y ser leídos.
La realidad, en este caso, la realidad cibernética, no es tan sencilla ni tan democrática. Los grandes siguen comiéndose a los chicos. La lucha por llevar lectores a las páginas literarias la ganan pocos. O te leen los amigos o posees un tío que trabaja en google.


Librerías digitales y bibliotecas virtuales

Amazon es la super-librería virtual. Los ejemplares se comercializan en todos los idiomas con pagos virtuales, desenvainad las tarjetas de crédito y lo veréis.
Hay otras más pequeñas en otras estructuras comerciales, como por ejemplo, las que se dedican a los ejemplares de segunda mano. Los ejemplares raros, de primera edición, hasta incunables se compran y venden en la red.
Las bibliotecas virtuales tienen como nave insignia, en castellano, a la biblioteca Cervantes. Pero hay muchas y en todos los idiomas. Si uno es de clase media o más, tiene computadora y sus padres lo mandaron a estudiar otros idiomas, puede acceder a ellas. Para este sector de población es un placer acceder con toda facilidad a textos clásicos y modernos.

¿Quién controla la red?

Un poco de paranoia no viene mal en estos casos. ¿Es cierto que cualquiera puede “colgar” una producción literaria o musical? Para publicar, dar a conocer un texto cualquiera es necesario escribirlo y luego tener un lugar, un “sitio” en la red.
El autor depende de estructuras fijas en la red, tales como blogspot, youtube, myspace. Estas estructuras están controladas por los que las generan. O necesita “entrar” en los primeros puestos de los buscadores, si no nadie lo leerá. Para esto hacen falta conocimientos técnicos muy sofisticados o gran poderío económico.
Además, están los controles y censuras políticos de los gobiernos. Hay áreas enteras del planeta a las que no llega internet y cuando llega, está censurada.

Para terminar y hasta la próxima entrega
Invitamos a nuestros distinguidos lectores-papel, los que leen nuestra revista Coartadas “real” a acercarse a nuestro sitio en internet :
revistacoartadas.blogspot.com/
y a los que nos leen en la red a acercarse a la Biblioteca Nacional para recibir sus ejemplares gratuitos en papel.
Marta Rojzman