Clínica de escritura poética
Coordina: Liliana Lukin
Dirigida a escritores inéditos que tengan un libro o proyecto de libro, se propone profundizar en los problemas conceptuales de las propuestas, leer y pensar el proyecto de libro y trabajar en su estructuración.
La Clínica ofrece un espacio de lectura, conversación e intercambios teóricos (poesía, cine, artes plásticas) y un modo de acercamiento a autores y libros que circularán como una videoteca y biblioteca propia: multiplicación de un deseo de escritura, experiencia de nuevas propuestas estéticas.
Williams Anselmo
Puesta en escena
Somos los que deben estar
en el continuo desplegarse de los hechos,
ese precario ser que plañe cada vez
que la suerte voltea.
Tratando de enfocar todo bajo la luz
de la meditación y la conciencia
a veces encontramos lo intangible,
un agua suave y persistente.
Hasta el maravilloso esfuerzo
para dar con la tecla de lo que nos subyuga
ha sido contaminado, y no todos los concurrentes
se sienten en la obligación de dar cuenta de ello.
En la escena hay una transformación,
y es un sacrificio lo que ella significa:
con pasos inseguros siento el conspirar
de la escenografía a mis espaldas.
Inés Bianchi
JUEGO
las baldosas del vestíbulo
son negras y blancas
como un tablero de damas
y frías aún en verano
ella lo sabe
sus guillerminas de cuero
como fichas de madera
un pie en la negra otro en la blanca
hasta que llega a la puerta que se abre
y la dama sale del juego
ninguna conciencia
de la conversación que flota
como niebla tardía
ninguna conciencia
de las palabras sueltas
las cucharitas suenan sobre la porcelana
pero ella ha dejado la silla vacía
un pie en la negra otro en la blanca
los otolitos caen por el vestíbulo ceroso
su humor recorre las paredes débiles
cuando suenan los cuencos
en re en do en si
corren a esconderse otra vez
al que más le temen es al si
que suena con toda su fuerza
la oración sagrada de las alturas
un pie en la negra otro en la blanca
suenan los cuencos de cuarzo
urgidos por la oración
entonces
ellos se quedan quietos.
Daniela Camozzi
Estilo
El antebrazo articula arrugas casi beige,
manos contraídas que, en su delirio,
irradian espejismos.
Hay mudez que incita al apagón,
días que transcurren
en puestas en escena baladíes.
¿Baladí dije? Es que hay ardor
en la aureola, en cada minúsculo
aspecto del acontecimiento.
Laura García Elorrio
Selección Natural
Busco padres deslenguados y mancos
que toquen con friega de lomos,
prediquen roces con hocico
y muestren también sus patas enlodadas.
Que entreguen a bocado la comida
sin que medie ni el aire alterando
el puro don sabroso del instinto.
Busco padres criados por padres sueltos de cumplir,
que pastaron hojas de la especie
y reptaron rutas de conservación.
Brama de padres festejando vigores,
que inviten a seguir el curso de los ojos
para hacer cada uno su avistaje.
Seres postulantes pongan en remojo toda pose:
aquí el miedo suelta cadena de mordiscos
cuando intuye abusador en falso blando.
Tania García Olmedo
uno
El pasado del junco es
la sombra de los peces en la
siesta.
En la hondonada del pecho
cae la piedra
su eco me persigue.
Ámbar claramente
de pie y sin armadura
piedra que late en la mano
luna que no conoce flores blancas
todo eso y
una chalina de pájaros
durmiendo cuando yo
muerdo el dedo de tinta.
Silvia Makler
Caricia
Opaco es el tacto del deseo
una pulsión de terciopelo
inicia el viaje
como una gaviota
lanzada hacia una nave
ah, ese pájaro roza un secreto
ese pájaro
es como un naufrago
sobre su maderamen
Victoria Palacios
La seducción de la barbarie
Altura musical,
donde el atardecer
se desvía y me acerca
a la mínima
contracción de esa sombra
en vuelo.
No es el lenguaje
una sola aproximación
de mi intelecto.
Es el ruido de la papaya
al abrirse,
y su dulzura completa,
la que hace una torsión
para retenerme
y expulsarme de lo que soy
estando.
Puedo mirar el espacio
construido desde la curva
de esta carnadura,
pero no puedo
acercar mi mirada
a la tenacidad de lo arrasado.
Como la semilla
al caer en la tierra
mi palabra, al acomodarse
en su regazo, baila,
y al bailar se cuida.
Lucas Serra
Otoño
Hay vida más allá del jardín
sé que se pastan ocultas cosas femeninas.
Dicen
que cabros devoran las manos.
Padre urde sus dientes
en fundas de terciopelo.
Se
sabe
“hay que servir la mesa