domingo, 30 de noviembre de 2008

revista coartadas nº 4

espacio de letras para chicos

Coordinan: María Zimmerman y Noelia capello

La idea de incluir a los chicos en la Biblioteca Nacional se gesta en el Área de Asuntos Comunitarios, por la función social que tiene la literatura. En la formación cultural, este lugar resulta privilegiado para despertar el entusiasmo por los libros. Los ejes son: un taller literario, actividades de lectura con las escuelas o en los barrios, y una biblioteca circulante. Estamos adquiriendo un material interesante de literatura el cual ya circula entre los chicos que vienen al taller. Para los más chicos presentamos “teatro leído”. A partir de esta representación, conversamos sobre los elementos de la ficción y ellos deberán elaborar un cuento o dibujar. Desde el espacio de escritura y literatura invitamos a un grado de una escuela a participar. Y como todo lo que se hace con cariño… aparecen sorpresas que nos encantan – como que una escuela entera se acerque. Los alumnos hacen una recorrida por el edificio y un taller de cuento. Una de las consignas es distribuir muchos libros en las mesas y pedirles que seleccionen uno y observen las ilustraciones de tapa. El hecho de no poder abrirlos les genera curiosidad. Deberán imaginar de qué se trata y redactar una historia, antes de leerlo. El Espacio de Literatura para Chicos se propone acercar a los chicos con los libros, o con las palabras (con las de cada uno). En mi opinión los chicos “de hoy” tienen dificultades para animarse a una redacción, en parte porque son épocas de “crianza tecnológica” lo cual reduce bastante la expresión verbal. Este taller propone que buceen en su fantasía y vuelquen sus ideas por escrito, ayudados por los elementos narrativos que vamos aprendiendo en los encuentros.

CUENTISTAS Y FABULADORES

Cuando me tocó seleccionar qué material pedir a las editoriales, para el Espacio de Literatura para Chicos, me surgió una incógnita. Hay algo que entender, en la crueldad de los cuentos tradicio-nales hechos especialmente para los más pequeños. Actualmente existe una literatura muy diferente, de lo cual me alegro: en los argumentos de las últimas décadas no se pone en juego la vida de un niño o niña, los hermanos no se dan muerte por la herencia, las brujas no guisan chicos ni los gigantes los aplastan, tampoco los reducen el tamaño de un dedo pulgar. Los chicos de los cuentos de ahora la pasan mucho mejor, lo cual tal vez coincida con el discurso de derechos de la niñez… aunque no necesariamente con la realidad. Sin embargo también se puede pensar que al quitar el dramatismo en la literatura, las historias inocuas perdieron atractivo. El escritor Saki, en su libro “Cuentos crueles”, le hace decir a uno de sus personajes, que los niños se aburren cuando personajes buenos, bellos y felices… encima terminan bien. Cuando les leímos algunos “Cuentos Crueles”, los disfrutaron, a pesar de que existe un vecino que mata el gato de unos niños o de que otro chico es castigado con violencia. La diferencia con los viejos cuentos, está en que los niños de Saki logran una venganza sobre estos adultos.

También la fabulación adquiere un sentido liberado de la moralina. En “La ventana abierta”, una muchacha asusta con la historia de una tragedia familiar, a un invitado de la familia. Antes de que la joven le invente esa historia al invitado, se asegura de una cosa: que él no sabe nada de la familia desde hace cuatro años - por eso ubica el episodio como sucedido hace tres. O sea, toma precauciones para que esta fábula pueda ser creída por el hombre que la oye. Y este tema de fabular, de mentir, a mi me parece que esta ligado al tema de la ficción. A medida que nos educan, el talento innato y el gusto por la fábula suelen resultar seriamente dañados. Y al escribir, sentimos que debemos justificar hasta los movimientos más ínfimos del relato... por temor a que nos crean. Los chicos suelen acceder a la fantasía cuando no sienten la obligación de mostrar que son tan sensatos o tal vez cuando tienen algún permiso para mentir.

María Zimmerman


Cynthia (7 años)

      Mariquita estaba sola al jardín del corazón

      Mirando la noche estrellada

      Con cuentos de amor.

      A Mariquita le pareció un poco raro:

      ¿porqué todo estaba en silencio?

      Una estrella brillaba en el cielo.

      Vio la luna blanca más blanca que una estrella

      Una estrella brillaba como el sol

      Mariquita vio que las pequeñitas formaban un cuello largo

      y las grandes, hacían el cuerpo y las alas.

      Mariquita pensó: ¿qué sería?

      Y las miró bien, bien

      Se dio cuenta que era un

      Cisne.

      De repente vio que se prendía una luz

      De un edificio, despacito se fue abriendo

      La puerta, ¡era la mamá de Mariquita!

      Que la llamaba y cuando desayunaban

      Le contaba lo que había pasado con

      Las estrellas.

Fin