miércoles, 21 de julio de 2010

TALLER DE POESÍA

Coordina: MARIO SAMPAOLESI


Somos tanta poca cosa complaciente, una baratija a veces, frases que redundan en la hipocresía pero que son amor para aquel que busca amor, caminos bifurcados en el hastío y también en la glotis. El no poder encontrar la salida, teniéndola adelante, también somos. Somos el que se revuelve en incongruentes despojos, y el hueco que se llena con miles de palabras y todo eso que ya se sabe, hasta que la vida nos lleve, hasta que nos veamos cara a cara con lo que somos, hasta esa sensación de modorra, hasta que llueva, hasta siempre, o fundamentalmente. Así viene pensando esta cabeza, caminando por la calle, a unas cuadras de mi casa.
Harta de tanto cloroformo hacia ningún lado, me propongo seguir, pero cargando con todo lo que no alcanzo a comprender -y que necesito comprender- como por ejemplo por qué el otro extremo de la misma cosa se volvió el mismo extremo de todas las cosas. Y ya estoy colocando la llave en la cerradura y no veo la hora de tirar los zapatos cual película de naif rebeldía, preparar unos mates y vaguear por alguna película de amor, de ángeles, o de sitio abierto a una suerte buena.

Serie lAMUJER.

MABEL BELLANTE





MALA PRAXIS

para matar
decía
me visto con ojos azules
caucásico
pelo castaño
un tic
en la comisura
complexión robusta

afirmativo

la occisa
blanca
rubia
cuello morado
insinuaba una leve sonrisa

afirmativo

crónica policial
fiel, estricta
inesperadamente
poética

un tiempo sin ventanas
lava espesa
asfixia, carne adormecida

escuchó sin entender

el miedo
es el motor de la historia

le gustó

una mueca estúpida
dibujó su cara
y volvió a las calles

caminó sin pies
contempló sin ojos
soledad sin pausa

un día
una mujer
toda blancura y rubiez
ojos azules
lo miró

quedó desnudo
se le cayó la sangre
y murió
JONAS BRAGUINSKY


REVELACIÓN

La estatua oculta mis antiguos argumentos,
Los cuestionables.
Mentiras piadosas en las que acabé creyendo.

Con mis herramientas a la mano,
El cincel hambriento y asesino)
Me apresto a destrozar su yugular de piedra.

Lava volcánica a cada tanto, las palabras.
Letras, unas tras otras
Todas, en el estómago, en las tripas indecentes,
Reveladas.
LEVA COSANOVICH







LA MÚSICA
¿Acaso el hombre
sumergido en las notas
no se eleva?
Desdoblado,
él se pierde y encuentra
cuando con el último son
se apagan los vestigios
de lo palpado.

Quietud
del que escucha.

ISABEL DANERI

Lino: Hijo de Apolo y Terpsícore. Desarrolló la melodía y el ritmo




PALABRAS FALACES
Es quizás la duración,
el instante iluminado,
la expansión del ser,
la aprehensión de lo que
fluye.

Las palabras
se deslizan
como moscas a la mierda.

Calaveras chirriantes
bailarinas de strip-tease,
carontes de la angustia,
imágenes de lo vano
en las entrañas.

sinfín de voces
el goce de los cuerpos
su íntima melodía.

¿Desde qué abismos emerger?

HECTOR LUANCO



NADIR
Existe un lugar
oculto en lo más profundo
Al otro lado
de lo que conociste

Allí tus días
fueron noches
tus ciudades
tuvieron otros nombres
tu ventana otro cielo

Ya es imposible verlo
quizás pudieras
imaginarlo
y aún algo
adivinar

Tal vez en madrugadas
sueñes un anochecer
Veas
el brillo
en un traje oscuro
el descolorido puño
de las camisas

Por una calle
tus pasos
irán presintiendo
las piedras
la mirada
umbrales blancos de mármol

Todo será igual
y distinto

Al doblar la esquina
desde una puerta
alguien te hablará
No
allí
nadie volvió
Nunca
Dirá nombres
que no conociste
aunque para tu oído
suenen
extrañamente
familiares

Al despertar
retendrás una imagen
Buscarás en tus ropas
una a una
Irás apartando
las desgastadas perchas
Querrás hacer memoria
reconocerte en cierto traje
tal vez al mirar el espejo
por un instante
verás
sobre tus hombros
caer el sol
entre los edificios

CARLOS R. MARCHESE







ESE POEMA DE MELVILLE

Caminamos sin prisa, amigables, casi cómplices.
El cielo, menos cercano al azul que al fuego fatuo, evoca lo impenetrable. Sí, tal vez como los cielos de los cuadros de Friedrich, siniestramente representados.
La marea parece próxima a no ser nada, sostiene su imagen con dificultad, aunque las cosas son todavía las cosas y es probable que en este instante las cosas vayan a cambiar el instante.
-Lugar extraño, dice él - hace recordar un verso de Melville.
-Cual- pregunto.
-Es todo tan árido como una playa de pelícanos-
El pelícano rara vez da un golpe en falso, pienso.
Seguimos entre los mangles que descienden hasta tocar el suelo y arraigan en el agua salada.
Siento impaciencia. Debo disimular, porque él ha preguntado si me ocurre algo. Será por eso que produce un mayor acercamiento.
Nuestras figuras no se sostienen, el tono oscuro del agua se expande, las islas retroceden en dirección al vacío negro del cielo y los mangles son animas plañideras –como aquellos de la costa de Virgilio.
Es tiempo, algo resplandece al abrigo de las sombras, y las sombras dejan de ser complot, restallan como látigos.
Él cae.
Invisible, el suelo fangoso del manglar pretende impedir mi ascenso. Quiero creer que todo ha salido bien.
Allá abajo, la orilla ofrece algo semejante a un ave desgarbada que ahueca las alas y esponja el plumaje, diríase, enamorado de la tierra oscura.

ALICIA LEONOR ORLANDO






DESAMOR

«Si me enamoro algún día, me desenamoraré, para tener la alegría, de enamorarme otra vez» (Desamor/María del Monte)

Tantas veces traté de conquistarte
Empecinado como un burro, busqué el encuentro.
Decenas y decenas de rebotes, piedrazos en la nuca
Entre flores, poemas y chocolates: ridícula receta
Tanto amor derramado en una autosatisfacción inútil
Entre vinos y medianoche, me emborraché por tu culpa
Solo quería morir en tus manos de niña arañándome la espalda
Todo me sabe a tu perfume, hasta el guiso
Otras bocas habrás de besar pero no la mía.

JUAN MARCELO WARIJCHUK


EN EL TALLER DE POESIA QUE COORDINA MARIO SAMPAOLESSI, HAN SURGIDO NUEVAS VOCES QUE NO SABEMOS EN REALIDAD SI EXISTEN. AQUI PUBLICAMOS UNA DE ELLAS. SOSPECHAMOS, SE TRATA DE UN HETERÓNIMO

HISTORIAS DE GAUCHOS

Pling, pling, suenan los cubiertos, hay mucha comida en la mesa, un solemne amontonamiento de gente vestida con sus peores galas, mostrando sonrisas. Pling, pling, suenan los cubiertos, se come se toma, se come se toma, se entrega al gaucho: de pie, como recuerdo ridículo, como forma de decir gracias, como un trofeo de batalla en el trabajo de idiotizar marionetas. Pling, pling, ya me harté del ruido de los cubiertos, no quiero al gaucho bañado en oro en mi vitrina, lo quiero luchando como en las historias de José, y diciendo, aquí me pongo a cantar, aquí…. Me pongo a cantar*

NATIVIDAD ESPERANZA MARTINEZ ESTRADA

Natividad Esperanza Martínez Estrada nace el 23 de de septiembre de 1979 en Lanús. Es educada en un importantísimo colegio del municipio, graduándose a los 18 años. Trabaja de asistente de un cronista barrial, y empieza la carrera de Licenciatura en Letras. Durante los años 2000 y 2003, es columnista y escritora en Red Libertaria y Diario de Poesía. De 2003 a 2006 publica breves escritos en la revista Lea. En 2006, Natividad decide vivir en una cabaña cercana al cordón montañoso de Los Andes.